La fotografía como afición y otras artes visuales

CARLOSCARRETER.ES

Home / Essays / canon eos 650

El verano más verde; junio y julio con Kodak ColorPlus 200

Aunque en este momento no es así, mi mes de agosto está resultando un caos de mucho cuidado, no es extraño que, además de los rollos de blanco y negro que voy exponiendo de forma casi semanal, en el infrarrojo en las últimas semanas, lleve encima alguna cámara con película en color.

Canon EOS 650 + EF 40/2,8 STM

Durante el mes de junio de este extraño 2020, llevé la Canon EOS 650 calzada con el objetivo EF 40/2,8 STM. Este objetivo es ideal para llevar a cuestas, por su pequeño tamaño, pero combinado con una muy buena calidad de imagen. Quizá su principal defecto ha sido siempre el viñeteo a su máxima apertura. Pero se nota menos cuando fotografiamos sobre película tradicional que sobre un captor digital. Cosas de la física en las que ahora no me voy a extender. La película elegida fue la baratita de la gama de Kodak, la ColorPlus 200. Que da unos resultados bastante honestos, si he de decir la verdad. Aunque en elementos como la granularidad ande un poco a la zaga con respecto a otras emulsiones más nobles o innovadoras.

Canon EOS 650 + EF 40/2,8 STM

Durante el mes de julio, opté por poner un rollo, también de Kodak ColorPlus 200 en la pequeña Olympus Pen EE3. Dos cosas me sorprenden siempre de esta pequeña cámara que tan barata me costó en un mercadillo dominical. Por un lado, la nitidez de su objetivo, D-Zuiko 28/3,5, que tiene una sencilla fórmula de cuatro elementos en tres grupos. Vamos, una copia de la fórmula Tessar de Carl Zeiss, que tanto se popularizó en cámaras económicas pero competentes durante buena parte del siglo XX. Es equivalente también, aproximadamente, en su ángulo de visión al 40 mm que he comentado antes.

Canon EOS 650 + EF 40/2,8 STM

Y por otro lado, que el fotómetro de selenio, que después de medio siglo sigue ofreciendo mediciones fiables. Aunque quizá sería conveniente que me acostumbrarse a usarlo con una sobreexposición de un paso. Es decir, ajustándolo a IE 100 para una película de ISO 200. El principal inconveniente de la cámara es que no tiene mecanismo de enfoque, confiando en la profundidad de campo y un enfoque fijo a la hiperfocal. Pero hay algo a tener en cuenta. Con su mecanismo de exposición automática acoplada al fotómetro de selenio, si la luz disminuye, la apertura puede ser amplia, y no funciono como hiperfocal, por lo que es probable que el fondo y un primer plano muy próximo queden desenfocados. Pero con luz abundante, cerrando a f/8 o f/11, sin problemas. Se agradecería un posición de enfoque a infinito, de todos modos.

Olympus Pen EE3

Los dos rollos los envié a revelar a Carmencita Film Lab al mismo tiempo, solicitando un escaneado XL, que da unos 19 megapíxeles por fotograma. Lo cual está bien. Más que suficiente en la mayor parte de los casos. Pero me he llevado una agradable sorpresa. La Pen EE3 produce negativos de la mitad de tamaño, aproximadamente, que los habituales con película de 35 mm. Unos 17 x 24 mm frente a los habituales 36 x 24 mm. Hasta ahora, lo que hacían en los laboratorio era escanear estos negativos con las máscaras de 36 x 24 mm, digitalizándolos de dos en dos, unos 9 megapíxeles por fotograma de medio formato. Pero en esta ocasión me he encontrado archivos individuales de 19 megapíxeles igualmente. Estupendo. Sólo he encontrado un problema, no muy importante. La proporción de los negativos es 2:3 (como si fueran 16 x 24 mm) en lugar del 5:7 (los 17 x 24 mm reales). No obstante, como el encuadre con la cámara es muy aproximativo, no es algo que tenga mucha trascendencia, y compensa.

Olympus Pen EE3

Y lo que más me ha chocado de las fotos... pues que este año, con una primavera más lluviosa, más húmeda que de costumbre, y un verano con temperaturas moderadas, dejando aparte algún día de calor más intenso, Zaragoza, especialmente las riberas de los cursos de agua, el Ebro, el Gállego, el Huerva o el Canal Imperial de Aragón, está más verde. Los árboles y arbustos de los sotos naturales o artificiales de estas corrientes de agua están más frondosos. Y están bonitos. No todo lo que pasa en este maldito 2020 tenía que ser malo. ¿Verdad?

Olympus Pen EE3

Excursión al curso alto del río Martín - Canon EOS 650 + EF 24-105L IS USM + Kodak ColorPlus 200

Cuando compré hace tres años la Canon EOS 650 lo hice por un capricho "histórico". Fue la cámara que inicio la saga de las Canon EOS en 1987, por lo que cuando la compré de segunda mano por un precio ridículo para su estado de conservación y para su capacidad de hacer fotos, no tenía más intención que la de tener un aparato histórico en la colección. Ya disponía de la Canon EOS 100 si quería hacer fotos con una cámara de estas características y, teóricamente, más moderna y capaz. La cuestión es que, después de tres años, la he usado mucho más de lo que pensaba. A pesar de que tiene algunas cuestiones ergonómicas mejorables, es una cámara agradable de usar. Más que la EOS 100, que siendo más o menos del mismo tamaño, ligeramente más grande, ligeramente menos pesada, sin embargo tiene un peor agarre salvo que le ponga una extensión que no sirve para nada más que para sujetarla mejor.

Bueno, la cuestión es que la uso con frecuencia. Generalmente con objetivos de focal fija. Con el pequeño EF 40/2,8 STM es muy agradable de usar. Pero también con otros. Casi nunca la he usado con objetivos de focal variable. Hace unos días pasé un día de excursión por el curso alto del río Martín en la provincia de Teruel. Por la mañana, en los Hocinos del Pajazo, en Martín del Río, por la tarde en el parque natural de interés geológico y arqueológico de Peñas Royas, un núcleo de población dependiente del ayuntamiento de Montalbán. Como tenía la EOS 650 cargada con un carrete de Kodak ColorPlus 200, me la llevé.

La novedad en su uso es que decidí ponerle un objetivo de focal variable, el Canon EF 24-105/4L IS USM, un objetivo casi veinte años más moderno que la cámara en su comercialización, y que tiene bastante buena calidad. Me pareció que, aunque es algo voluminoso y pesado, podía serme útil en un entorno de fotografía de paisaje.

Por la mañana, en los Hocinos del Pajazo, tuvimos tiempo soleado. Quizá con una luz más intensa y dura de lo que me hubiera gustado, pero pensé que se ajustaría bien a la ColorPlus 200, una película a la que la luz le gusta más de lo que se diría para su sensibilidad ISO 200. Lo cierto es que hace tiempo que pienso que es más adecuada para usarla en situaciones similares a las de una película de ISO 100, con abundante luz, que como todoterreno, como haría suponer su sensibilidad nominal. Y lo cierto es que los resultados han sido bastante satisfactorio.

El revelado y digitalizado de los negativos es de Carmencita Film Lab. Y el trabajo que han realizado confirma dos cosas. Que las condiciones de luz eran adecuadas a la película en cuestión y que las excelentes cualidades ópticas del 24-105 mm son bastante buenas. Si comparo las fotos que he recibido con las recientes realizadas con el Tessar 50/2,8 de Carl Zeiss Jena, o aun con otros objetivos más veteranos de la gama Canon EF, noto que hay un plus de nitidez y claridad con este objetivo de focal variable. Da pereza usarlo, por que aumenta notablemente el volumen y el peso del equipo. Pero reconozco que está muy bien.

Eso sí. Terminé el carrete en Martín del Río... y como el tiempo empezó a cambiar y la luz a empeorar, ya no usé la cámara con película en Peñas Royas.

Kodak Gold 200 con Canon EOS 650, tras observar los resultados de la Pro Image 100

El sábado pasado os presentaba los resultados del primer carrete de película Kodak Pro Image 100, una película que lleva poco tiempo comercializada en Europa y que ha levantado muchas expectativas. No es nueva, como indicaba, ya que llevaba tiempo comercializándose en otros continentes. El caso es que cuando mandé a revelar el carrete que presentaba ese día fue acompañado por otro de Kodak Gold 200 que había expuesto también con la Canon EOS 650, con el EF 28/1,8 USM o con el EF 40/2,8 STM unas semanas anteriores al Pro Image 100. El sábado no se me ocurrió ir comparando los resultados de ambos carretes, pero cuando me dediqué al Gold 200, me pareció que sí que había materia para un comentario.

La Kodak Gold 200 ya la había usado previamente. Pertenece a una gama de películas que está, al menos en teoría, un nivel por encima de las opciones más económicas como la Kodak ColorPlus 200 o la Fujicolor C200, pero por debajo de las opciones profesionales de ambos fabricantes. Lo cierto es que mis experiencias previas no eran malas, habiendo comprobado que no hay ningún problema para exponerla a un índice de exposición de 100 con buenos resultados.

Si comparamos las fichas técnicas de ambas películas, Kodak Gold 200 y Kodak Pro Image 100, vemos que plantean algunas diferencias. Obviamente la sensibilidad nominal, ISO 100 en la Pro Image 100 e ISO 200 en la Gold 200. Las características de conservación de la película. La Gold 200 estaría bajo la recomendación general de guardar a la fresca, mientras que la Pro Image 100 se publicita como una película que se puede conservar a temperatura ambiente. Y una cuestión sobre el rendimiento de la emulsión, la Gold 200 se anuncia como una película de tonos saturados polivalente, mientras que en la Pro Image 100 se insiste en la excelente reproducción de los tonos de la piel. Otra cosa que llama la atención es que en la hoja de la Gold 200 se insiste en la grano fino, mientras que la de la Pro Image 100, menos sensible, no se menciona. La cuestión es que según el particular índice de grano en la copia de Kodak que aparece en ambos folletos, el de la Pro Image 100 sería de 43 para una copia de 10 x 15 cm (tamaño postal), y el de la Gold 200 de 44. Prácticamente, el mismo. Según ellos, para que se aprecie diferencia entre dos emulsiones, debe haber una diferencia de al menos 4 unidades, para el promedio de los observadores. Si no lo he entendido mal.

El carrete lo usé en dos circunstancias o escenarios. En primer lugar, en la última visita que hicimos al Museo Pablo Gargallo un primer domingo de mes, el mismo día que llevé la Holga 120N con la Ilford Delta 3200, me llevé la EOS 650 con la Gold 200 y el EF 28/1,8 USM. Este angular muy luminoso de Canon nunca tuvo mucho predicamento, y mucho menos cuando llegó la tecnología digital. Sin embargo, a mí siempre me ha procurado unos resultados correctos. Con película tradicional aprovechables en general en toda la gama de aperturas. Con digital, quizá convenga diafragma para conseguir unos buenos resultados que, sin ser brillantes, no dejan de ser aprovechables. A pesar de ser fotografía en interiores con sólo ISO 200, la alta luminosidad del objetivo me permitió obtener resultados razonables. Como el carrete que comentaba el sábado, las fotos han sido reveladas y escaneadas en Malvarrosa Film Lab.

El resto del carrete es más comparable al Pro Image 100. Fotografías en exterior, a ser posible a partir de las siete de la tarde, lo cual todavía es mucha luz en verano y en Zaragoza, y con el EF 40/2,8 STM, que ofrece una solución bastante ligera para pasear por la ciudad. Aquí es donde más me han llamado la atención los resultados. Por más que miro los archivos escaneados, con una resolución de casi 20 megapíxeles, a pesar de ser la Gold 200 una película más sensible, yo percibo menos el grano y percibo más nitidez en la imagen que con la Pro Image 100. Y las diferencias en los colores no me parece muy acusada; quizá algo más saturado, como se anuncia por parte del fabricante, en la Gold 200, pero dentro de unos límites razonables para permitir su uso general y no para ser destinada a un uso especializado como la Ektar 100. Si miro precios, en la primera página que me viene a la cabeza, encuentro que el precio de la caja de 5 carretes de Kodak Pro Image 100 es de 27,40 euros, IVA incluido, lo que supone un precio unitario de 5,48 euros por carrete de 36 exposiciones. El Kodak Gold 200 está a 4,22 euros, IVA incluido, por carrete de 36 exposiciones.

Sinceramente, para mí no tiene sentido el dudar. Siendo un 23% más barata, con una buena tonalidad muy polivalente en el color y con un grano muy similar según la hoja técnica, y según mi impresión subjetiva menor, la Kodak Gold 200 sería una película de elección. Salvo que queráis aprovechar esas características de alta resistencia al calor y la humedad que se dan en los países tropicales para los que estaba destinada en origen la Kodak Pro Image 100. Más clara, agua.

Película en color de alta sensibilidad - Fujicolor Natura 1600

No es fácil encontrar en estos momentos películas negativas en color de alta sensibilidad. Hay algunas de ISO 800, y cabe la posibilidad de forzar el revelado de algunas como la Kodak Portra 400, expuestas a índice de exposición de 800 o 1600. Pero Fujifilm parece que mantiene todavía en su catálogo, esto nunca lo sé con seguridad, su película Fujicolor Natura 1600. Hace unos años, Fujifilm sacó al mercado una pequeña compacta, decían que de buena calidad, no tengo más referencias, que se llamaba Fuji Natura Classica, con un objetivo zoom 28-56 mm f/2,8-5,4. Lo de "Natura" parece que no viene de estar pensada para el fotógrafo de naturaleza, sino de estar pensada para ser usada con luz natural en una diversidad de situaciones, incluidas las de escasez de luz. Y para ello, una película negativa en color de alta sensibilidad acompañante vendría bien. Y esta es. No es barata. Contad con 12,5 euros o más, más lo costes de transporte, porque es difícil encontrarla en la ciudad que uno vive. Parece que Fujifilm siempre la pensó para el mercado interno nipón, y por ello los lotes que salen al resto del mundo son escasos y caros.

Este no es el primer carrete de este tipo que expongo. Pero sí el que mejor me ha quedado, aquel al que más partido le he sacado. Para empezar, porque no me he limitado a usarla en situaciones de escasa luminosidad. Y también por la solidez de la cámara que he utilizado, la treintañera Canon EOS 650. El revelado y digitalizado de los negativos lo he encargado en Carmencita Film Lab.

Una parte del carrete lo expuse en exteriores. El domingo 3 de enero de 2019 fue domingo de carnaval, y como es tradicional, las calles del centro de Zaragoza se animaron con las comparsas del conde del Salchichón y de Gigantes y Cabezudos. Una mañana de buen tiempo, pero si excesos de luz y contraste, por estar el cielo ligeramente velado con nubes altas y finas. Mi intención era de exponerlo a un índice de exposición 800... pero me líe... y se quedó expuesto a su sensibilidad nominal. No pasa nada.

Después, nos dirigimos hacia el Museo Pablo Gargallo, pasando por los puestos de artistas callejeros del mercado dominical de San Felipe, donde también obtuve alguna instantánea. Decir que en este rato de paseo callejero usé la cámara con el discreto Canon EF 40/2,8 STM... que la verdad es que va muy bien. Estoy muy satisfecho con el aspecto de las fotografías. En las que se nota la granularidad, como no podría ser de otro modo, con esa sensibilidad, pero no me molesta.

Ese fin de semana recibimos visitas de fuera. Fue puente en Zaragoza por la festividad local de la Cincomarzada al siguiente martes. Aunque yo trabajé el lunes. Y dado que los primeros domingos de mes los museos municipales son gratuitos, nos dirigimos al Museo Pablo Gargallo, que para mí es el más bonito y agradable. Y donde me gusta ir a hacer fotos de vez en cuando, aprovechando para probar una diversidad de combinaciones de cámaras y películas en condiciones de luz limitada o muy limitada.

Para estas fotografías en interiores había echado a la bolsa dos objetivos más luminosos que el 40/2,8. Por un lado, el Tamron 35/1,8, que además proporciona una distancia mínima de enfoque muy ventajosa y estabilización óptica de imagen. Por otro lado, un Canon EF 85/1,8 USM, para cuando quisiese cerrar el encuadre en torno al motivo principal, o cuando viniese bien mantener cierta distancia con la escena o el objeto fotografiado. Es un objetivo antiguo, con una fórmula óptica que se remonta a 1992, pero que sigue dando buenos resultados. He escuchado alguna vez la especie de que era una versión automatizada del FD 85/1,8 de 1979, pero eso no parece cierto. El objetivo 1979 tenía una fórmula óptica de seis elementos en cuatro grupos, mientras que el EF de 1992 son nueve elementos en siete grupos. Es un objetivo más complejo y mejor corregido, que sí que tiene cierto parentesco con el EF 100/2 USM, prácticamente gemelo exteriormente, pero con un elemento menos en su fórmula óptica. En cualquier caso, el EF 85/1,8 USM ha aguantado con dignidad en la avalancha de nuevos objetivos con la misma focal, de similar o superior luminosidad máxima, y de precios muy superiores, que se ha producido en los últimos años destinados a los sensores digitales más exigentes.

La experiencia con esta película me ha resultado mucho más positiva que en la ocasión anterior. Evidentemente, el primer punto a considerar es que no necesariamente hay que reservarla a situaciones de luz disponible escasa. Un uso general, pero en el que es necesaria una buena reserva de sensibilidad para conseguir velocidades de obturación elevadas, incluso cerrando algo el diafragma también le conviene sin problemas. Siempre he pensado que las películas de Fujifilm tenía colores más agradables que las de otras marcas. Mas agradables no siempre significa más fiel a la realidad. Pero sí estéticamente placenteros o que generan un carácter en la imagen que les dota un plus de expresividad. Como ya he dicho anteriormente, la estructura del grano no me disgusta en absoluto, aunque hay que evitar a toda costa la subexposición. Aunque el laboratorio intenta corregir en el digitalizado los posibles errores de exposición, cuando esta se produce por el lado de la subexposición, o cuando hay un dominio de tonos oscuros, de clave baja, el grano se hace mucho más presentes. Pero si está bien medida la luz y bien expuesta la fotografía, y además se trata de una escena en clave alta, el resultado es estupendo. Creo que si se me pone a tiro, la usaré en más ocasiones.